Hans Jonas es el primer filósofo que ha introducido el concepto de responsabilidad de las generaciones actuales respecto a las futuras generaciones[cita requerida], concepto que es la base del desarrollo sostenible[cita requerida].
Por eso se plantea esta nueva cuestión, que debe entrar en el dominio de las consideraciones morales.
Hans Jonas sintetiza este imperativo en la fórmula in dubio pro malo (calcada de la conocida in dubio pro reo: si en un juicio hay dudas sobre si una persona es inocente o culpable, debe declarársela inocente).
Esta moral antigua solo tenía en cuenta las consecuencias inmediatas de las acciones —pero no las futuras— y las relaciones interpersonales.
El principio de responsabilidad establece que cada individuo debe responder por sus actos y sus decisiones.
Sería, en cambio, irresponsable, poner más abono del necesario, porque la lluvia se lo llevaría y contaminaría otras parcelas.