Se desconoce su fecha de nacimiento.
Su esposo, el infante Ordoño, pasó a ser rey de Galicia en el año 910, después de que su padre, Alfonso III, abdicase en favor de sus hijos y repartiese su reino entre ellos.
El reino de León correspondió al hijo primogénito, el infante García, el de Asturias correspondió al infante Fruela y el de Galicia al infante Ordoño.
La reina Elvira confirmó junto con su esposo numerosos privilegios en beneficio de la nobleza gallega y de la diócesis de Iria-Santiago de Compostela, a la que donaron villas, siervos y joyas.
Los restos mortales de la reina fueron depositados en un sepulcro cobijado por un arco de medio punto, en el que aparecía esculpido el siguiente epitafio:[11]