Enfermeras mártires de Somiedo

Según el juicio sumarísimo al que fue sometido en 1937 el comandante de las milicias del Frente Popular que apresaron a las enfermeras, éstas habrían sido ejecutadas tras ser violadas y sometidas a vejaciones.

El 8 de octubre fueron enviadas al frente, donde junto a otras enfermeras se turnarían para atender un puesto sanitario del ejército sublevado, ubicado en Somiedo, en la zona de montaña limítrofe entre León y Asturias.

La línea del frente era volátil, estando separados los combatientes en ocasiones por tan sólo decenas de metros.

El jefe falangista, el médico y algunos oficiales fueron ejecutados ese mismo día; los 14 heridos fueron muertos por las milicias cuando, en un rápido contraataque, los sublevados recuperaron el control del terreno perdido.

Las ejecutoras de los disparos mortales fueron Evangelina Arienza, Dolores Sierra, y Emilia Gómez.

Las milicianas despojaron a las enfermeras de toda su ropa, y, ya sobre el mediodía, las voluntarias republicanas las fusilaron, enteramente desnudas, en un prado.

Esta autora revela que los testimonios de los habitantes de Pola de Somiedo aportan un relato más verídico, con detalles aclaratorios, como que Olga Monteserín fue herida en acción cuando milicianas y milicianos asaltaron Somiedo, y que, contradiciendo la narración del testigo citado por Lala Islas, las enfermeras fueron efectivamente fusiladas después del mediodía en un prado.

Si bien el comandante republicano dio testimonio sobre los fusilamientos en Somiedo, siempre negó haber dado las órdenes.