[4][5] Enguídanos conserva un importante patrimonio histórico y natural, siendo especialmente importantes el monumento natural de las Chorreras del Cabriel, foco de turismo para el pueblo.
El municipio se encuentra a orillas del río Cabriel, sobre una montaña rocosa.
La ganadería es escasa, menguada con el devenir de los tiempos y la emigración hacia las grandes ciudades.
Los proyectos de biodiversidad y desarrollo sostenible realizados muestran el trabajo que está desarrollando el municipio para dar a conocer el rico patrimonio natural, su patrimonio cultural y las diversas actuaciones en materia de mejora del medio ambiente, formación, concienciación y sensibilización ambiental.
[11] Diversos yacimientos del ámbito ibérico y celtibérico, así como romano, dan cuenta de la relevancia que tuvo todo el Valle del Cabriel durante esta época.
En la cima se encuentra un asentamiento celtíbero, elegido por cercanía al río y, sobre todo, por su altura y difícil acceso, lo que fue una ventaja para la defensa del poblado frente a otros grupos humanos.
Ya en época romana, y al igual que otros asentamientos a lo largo de la Serranía de Cuenca, este territorio se vio envuelto en las llamadas guerras celtíberas, enfrentándose estos grupos celtíberos a la República romana.
Una vez vencidos y desarrollándose la conquista romana en torno al 218 a. C., la zona de la Celtiberia pasó a formar la provincia Carthaginense, manteniendo con ello su nombre.
En esta zona sitúa Ptolomeo en su “Geográphika” lugares bastetanos como Pucialia, Turbula, y Salaria (presumiblemente Iniesta), fronterizos con territorio lobetano.
[13][4] Al igual que el resto de la península, la historia medieval del municipio comienza con la llegada de las invasiones bárbaras y el establecimiento del reino visigodo.
Tras la conquista de Cuenca en 1177 por Alfonso VIII, las fronteras recién adquiridas por Castilla permanecían inestables.
Las incursiones o correrías árabes sin más objeto que el botín, denominadas “razzias”, iban siendo diezmadas por las cabalgadas del Concejo de Cuenca debilitando la fuerza musulmana y despojándola de sus riquezas.
Tener fortalezas por encima de los ríos permitiría abatirse enseguida sobre la llanura amenazando los territorios almohades.
La situación volvió a convertirse en inestable tras la batalla de Alarcos y las incursiones almohades de 1197, que afectaron a Huete, Uclés, Cuenca, Alarcón y la Alcaraz ya conquistada.
Quedaba Enguídanos en zona fronteriza que, incluso tras la batalla de las Navas de Tolosa, aún lindaba con una Mira musulmana que hasta el 1214 no se lograría conquistar.
La conquista de Alarcón en 1184 por Castilla y su repoblación posterior reforzó extraordinariamente la línea fronteriza que protegía Cuenca, pero significó un potente freno para la expansión de esta ciudad, pudiendo anexionarse los territorios situados más al este como Campillo de Altobuey, Enguídanos o Iniesta.
Asimismo, Enguídanos será para Cuenca un territorio de estimable valor por su situación y su riqueza.
Es en este periodo cuando el rey Enrique IV donará Enguídanos al Obispo Lope Barrientos, según consta en las Relaciones.
Más avanzado en el tiempo, Enguídanos también se vio afectado por la guerra civil castellana entre los partidarios de Isabel la Católica y Juana la Beltraneja.
Los conflictos con el Marquesado de Villena no serán pocos, ya que apoyaba a Juana la Beltraneja.
También se decía de Enguídanos que en su término se empezó a desarrollar un núcleo, la Pesquera, aprovechando comercialmente el paso de lo que será el Camino Real por su término.
Hay constancia de que el propio emperador Carlos V ya pasaba por estos lugares en sus viajes hacia Valencia.
[14][13] El inicio de la Edad Contemporánea que da paso a los siglos XVIII, XIX y XX son muy complejos, y en especial para este municipio ya que no son muchos los estudios publicados sobre Enguídanos en estos siglos.
El Censo de Floridablanca de 1787 fija en 722 el número de personas que habitaban Enguídanos (371 hombres y 351 mujeres): un cura, un beneficiado, un sacristán, 8 hijosdalgos, un escribano, 2 estudiantes, 40 labradores, 12 jornaleros, 11 artesanos, 97 criados, 2 del fuero militar y 546 entre menores y personas sin oficio definido.
Después se refugiaron en Enguídanos a la espera de nuevos acontecimientos.
En el séptimo tomo del diccionario de Madoz, se dice que “A la inmediación de un antiguo castillo casi derruido que domina al pueblo por la parte del N., se encuentra una ermita titulada Ntra.
Enguídanos, cuna y vergel, entre montes y el Cabriel (Estribillo) Del Pozuelo a Gibraltar, del Batanejo a los Baños, la Peña de la Horadá repite el cantar de Mayos.
Enguidanenses gritamos con voz potente y tesón: "Enguídanos te llevamos grabado en el corazón".