Justo enfrente, cruzando el río, se encuentra la vecina localidad de Gelsa.
Desaparecido este, consta como ermita al menos desde 1489.
A principios del siglo XVIII unos vecinos de Quinto la enlucieron con yeso y adquirieron un retablo que se colocó en 1721.
Acto seguido tiene lugar la comida campestre en las inmediaciones de los respectivos santuarios.
Por eso y por el peligro derivado del incremento del tráfico tanto en la carretera como en el ferrocarril, se vio la necesidad de buscar a la ermita un nuevo emplazamiento libre de inconvenientes.