El complejo inicial presentaba también un cementerio anexo que todavía se conserva.
[2][3] Entrado el siglo XVI se decidió edificar una nueva iglesia, de mayor tamaño, que se construyó en perpendicular al antiguo edificio y que es la actual ermita, aunque volvió a ser reformada a finales del siglo XVII, en concreto en 1696, por el maestro de obras Ignasi Vilallave, y en estas obras se sustituyó la techumbre de madera por bóvedas de piedra, se levantó un pórtico y una nueva puerta de acceso al templo.
Ya en pleno siglo XX se llevaron a cabo las últimas reformas.
[5] La primitiva ermita es actualmente el conocido como “Salón Gótico”, el cual presenta trazas góticas típicas de las llamadas iglesias de reconquista así como característicos arcos fajones apuntados.
Presenta abundante decoración y diversos elementos arquitectónicos típicos de las diferentes épocas en las que ha sufrido intervenciones.
Por su parte, en el Salón Gótico, se conserva el retablo de la ermita antigua, consistente en una tabla con pinturas obra de 1545, atribuidas al artista aragonés Pere Pertús, y considerada una pieza única en el municipio tanto por su antigüedad como por su factura.