Se accede a ellas desde la carretera que conduce a Fuentesaúco de Fuentidueña, donde nace un pequeño camino vecinal que se dirige a las antiguas eras de la localidad.
En 1749, la ermita es completamente remozada puesto que se vuelve a reparar el edificio y se le dota de un retablo cuyo paradero actual es totalmente desconocido.
Las obras son sufragadas por la parroquia y la Cofradía de la Veracruz.
Todo parece indicar que la iglesia parroquial se había desvinculado totalmente del edificio debido al alto coste de su mantenimiento.
A día de hoy, solamente permanecen en pie los restos de dos muros que nos permiten hacernos una idea aproximada del aspecto y las dimensiones que debió tener en su día.