El proceso de restauración ha consistido en limpiar la imagen, reintegrar los escasos volúmenes que faltaban (la mano y los pies del Niño Jesús y la corona de la Virgen), y tapar dos agujeros laterales que fueron utilizados en su momento para afianzar la imagen a un soporte.
[2] En 1737, Domingo Valentín Guerra Arteaga y Leiva, Obispo de Segovia, ordenó "que se ensanche la sacristía y se entierre una imagen de Nuestra Señora que está en el altar último a la mano derecha y en su lugar se ponga otra más pequeña que está en el mismo altar", no obstante, por razones desconocidas, la Virgen fue situada detrás del retablo de la Virgen del Rosario y su existencia fue olvidada con el paso del tiempo.
El enterramiento de imágenes antiguas o deterioradas no era algo extraño puesto que no se podían vender ni destruir como consecuencia de su naturaleza religiosa.
El estreno fue llevado a cabo por la Coral Segoviana Voces de Castilla.
Para no ser enterrada orden de la autoridad en humilde hornacina te escondiste ante tu altar.
La paz de todos los hombres que hoy nos vienes a dar.