Ya se había dado a conocer en la provincia, sobre todo por obras marcadas por una sabia filosofía y una filantropía liberal y los editores estaban dispuestos a publicar sus obras tan útiles como interesantes.
Estos premios le trajeron grandes recompensas, elogios a su forma de escribir y gran notoriedad.
El 29 de julio de 1830, Prosper Enfantin nombró a cuatro mujeres miembros del colegio :Aglaé Saint-Hilaire, CarolineSimon, MmeCollars y EugénieNiboyet, a quienes les encomendó predicar ante los obreros así como brindar ayuda y educación.
Como las dos fundadoras y algunas participantes en las primeras entregas de La Femme Libre, se acercó al movimiento de Charles Fourier que presentaba el trato a las mujeres como la medida más real del progreso social.
La defensora se mostró más determinada a cambiar el mundo y siguió desarrollando su propaganda, invistió su alma noble al cumplimiento del progreso social para el avance intelectual de la mujer, y fundó en 1833 El consejo de la mujer[6] en Lyon, cuya meta era formar esposas y madres capaces de educar a sus niños.
Después participó en la creación en 1834 de L’Athénée des femmes, donde las mujeres recibían una enseñanza superior.
La Voix des Femmes, subtitulado “Periódico socialista y político, órgano de interés para todas las mujeres”, fue el primer diario francés feminista.
Bajo el modelo del club de La Gazette des Femmes, La Voix des Femmes obtuvo pronto un club político en el que participarían numerosas feministas implicadas en las pequeñas ediciones precedentes, como Jeanne Deroin, Désirée Gay, Suzanne Voilquin, Elisa Lemonnier y Anaïs Ségalas, pero también a autoras populares: Gabrielle Soumet, Amélie Prai, Adèle Esquiros.
Este movimiento ya no era sólo para las mujeres, algunos hombres también contribuyeron, como Jean Macé o Paulin Niboyet, su hijo.
La extensión del derecho al voto a todos los hombres provocó una iniciativa rotunda, el 6 de abril: La Voix des Femmes propuso la candidatura de George Sand a la Asamblea constituyente.
Sand desautorizó esta iniciativa y juzgó duramente a esas mujeres que ella afirmaba no conocer.
En 1860, Eugénie Niboyet regresó a Francia y publicó en 1863 Le Vrai Livre des femmes.
[8] Sus cartas a Léon Richer, director de la revista Le Droit des femmes, demuestran que seguía interesada en el movimiento feminista.