Su padre había muerto en mayo de 1936 y, durante la guerra, estuvo internada en una guardería financiada con ayuda suiza.
También frecuentó una tertulia, en la que coincidió con Luis Martín-Santos o Carlos Castilla del Pino y fue madurando su compromiso político.
Al año siguiente, su marido fue detenido por su participación en las protestas estudiantiles de 1956, y tras su liberación, el matrimonio se trasladó a París, donde nacería su primer hijo, Juan.
En Francia, Eva empezó a interesarse por la sociología, y escribió Febrero, una novela acerca de las protestas estudiantiles.
En 1960 participó en la creación del Grupo de Teatro Realista (GTR), cuyo manifiesto habían redactado Alfonso Sastre y José María Quinto.
A principios de la década, Forest y Sastre abandonaron el aún ilegal PCE, disconformes con su política «reformista».
Allí, Forest apoyó activamente al considerado brazo político de la banda terrorista ETA, Herri Batasuna.
En 1979 participó en la fundación del grupo contra la tortura TAT (Torturaren Aurkako Taldea), publicando también un monográfico sobre el asunto en Punto y Hora de Euskal Herria.
Al igual que su marido, fue una colaboradora habitual de los diarios Egin y Gara.