Una explosión de humo es un fenómeno de rápido desarrollo del incendio que se produce como consecuencia de la acumulación de gases combustibles generados por el incendio en un espacio distinto al que se desarrolla la combustión, y que puede desencadenar una deflagración.
En el desarrollo del incendio puede darse la circunstancia de que gases de la pirólisis no combustionados se desplacen a otras estancias o huecos contiguos, a través de espacios ocultos, canalizaciones, falsos techos u otros, quedando confinados.
Estos gases, altamente combustibles, equilibran su temperatura con el aire de la estancia, de forma que se facilita su mezcla situándose dentro del rango de inflamabilidad en condiciones de premezcla.
Esta mezcla aire/combustible puede permanecer en el recinto incluso finalizada la extinción, y de disponer de una fuente de ignición producirá una deflagración.
[1][2] Los principales elementos diferenciadores de la explosión de humo frente a otros fenómenos son: