Se enroló como soldado en las fuerzas del coronel Arenales en 1813, y al poco tiempo cayó prisionero de los realistas.
En 1818 se trasladó a Buenos Aires, donde consiguió que lo enviaran al Ejército del Norte.
Se trasladó a Buenos Aires, donde continuó su carrera militar, llegando al grado de teniente coronel.
Prestó servicios en la capital hasta 1833, año en que intentó defender al gobernador Balcarce contra la Revolución de los Restauradores.
Se unió al segundo ejército correntino contra Rosas, combatiendo en las batallas de Don Cristóbal y Sauce Grande.
Después de esa batalla se separó del ejército y regresó a Montevideo.
En abril de 1841 viajó nuevamente a Corrientes, donde se unió al ejército organizado por el general Paz.
Logró reunir varios grupos de soldados dispuestos a secundar al gobierno provincial, y obtuvo una victoria parcial sobre los federales.
Muchos de sus hombres fueron tomados prisioneros, y otros huyeron cruzando el río Salado.
Viendo la barranca de este demasiado alta, Velazco no se decidió a saltar al agua, siendo alcanzado por sus enemigos e inmediatamente degollado.