Tercer ejército correntino contra Rosas

Estuvo dirigido por el general José María Paz, y por un tiempo logró dominar la provincia de Entre Ríos.

Pocos meses después, sin embargo, la invasión del general Juan Lavalle a Entre Ríos, si bien no logró dominar esta provincia, significó la señal para un nuevo alzamiento de la de Corrientes.

Cuando Lavalle embarcaba su ejército, se encontró con el general José María Paz.

Ferré lanzó una furiosa proclama en su contra y ofreció el mando del ejército provincial a Paz.

[10]​ Apenas librado de Lavalle, Echagüe envió sobre Corrientes a los coroneles Cabral y Gaspar Tacuabé, este un antiguo cacique guaraní.

Paz se retiró hacia el río Corriente, dejando las avanzadas en manos del general Ángel Núñez y de Joaquín Madariaga.

Estas avanzadas no hicieron nada útil, y los entrerrianos estuvieron muy pronto sobre los correntinos.

La batalla de Caaguazú fue la más brillante de las batallas ganadas por Paz;[13]​ el ejército entrerriano fue completamente destrozado, su artillería y su infantería fueron capturadas en su totalidad, y el mismo Echagüe salvó por poco su vida.

[14]​ Paz se dedicó a aprovechar en todo lo posible su oportunidad, pero las dificultades económicas le hicieron perder algo más de un mes.

[15]​ Este último era el jefe nominal del ejército, y pretendió llegar primero hasta Paraná; pero, dado que se creía –con buenas razones– que Rivera pretendía separar a Entre Ríos de la Argentina, Paz se esforzó en ganarle de mano.

Los invasores eligieron gobernador a Pedro Pablo Seguí, que reunió una legislatura adicta.

Por su parte, Rivera se dedicó a arrear todo el ganado que encontró hacia Uruguay.

El gobernador santafesino Juan Pablo López ya había iniciado contactos con los opositores a Rosas desde principios de 1840.

Cuando López se decidió a apoyar las sublevaciones contra Rosas, a fines de 1841, sólo podía contar con un ejército provincial muy disminuido; contaba, en cambio, con que Ferré le enviaría ayuda.

Pero las desavenencias entre Ferré y Paz, más el desagrado que causaba al correntino desprenderse de sus tropas para enviarlos del otro lado del Paraná, privaron a López de toda ayuda externa.

Pero este decidió retroceder hacia el norte, encargando al defensa al general Juan Apóstol Martínez, un veterano de las guerras de la Independencia, que se sostuvo tenazmente durante cuatro horas.

No hubo combates serios, pero aun así, la recuperación de la provincia tomó casi tres meses.

Juntos firmaron el Tratado de Galarza, simple continuación de todos los anteriores entre Corrientes y Rivera, al que se sumaban dos gobernadores nominales, Paz y López.

Logró cañonear la escuadra federal en el puerto de Paraná; pero, cuando continuaba su marcha hacia Corrientes, fue alcanzado y su flota destruida por el general Guillermo Brown en Costa Brava, cerca de Guayquiraró.

Los derrotados huyeron apresuradamente, pero muchos de ellos fueron capturados por los vencedores en las costas del río Uruguay, que no pudieron cruzar.

Por indicación suya, fue elegido gobernador de esa provincia el federal Pedro Cabral.

Tras la firma de un tratado entre ambas provincias, por el que Corrientes fue obligada a pagar indemnizaciones a Entre Ríos, y por la que se fijaron definitivamente los límites de la provincia, Urquiza dejó una división entrerriana en Corrientes, otra en Goya y otra en Misiones antes de regresar a su provincia.

Tal vez demasiado rápidamente, porque sus líderes se establecieron en Brasil, conservando en su poder armas y recursos económicos.

Mientras tanto, casi todas las acciones de guerra se trasladaron a Uruguay.