El partido definitivo cruzó al anfitrión que venía de mayor a menor y a los australianos, quienes se lucían con el rendimiento más alto del campeonato.
Se esperaba que Inglaterra pudiera entorpecer y vencer a los Wallabies, claros favoritos.
[2] El nuevo estilo fue un intento para confundir a los australianos, pero resultó defectuoso[3] y modificó hasta la línea de backs; resultando que varios jugaran fuera de su lugar habitual (como el centro Simon Halliday al que lo alinearon de wing, reemplazando a Nigel Heslop).
[4] Los Wallabies fueron recibidos por 150.000 personas en Sídney y en 1992 la cantidad de jugadores (niños y adolescentes) se triplicó en el país, lo que supone el mayor éxito en la historia del rugby australiano.
Solo se repitió en Francia 2007 cuando en semifinales lo hizo Argentina contra Sudáfrica.