Buffy (Sarah Michelle Gellar) intenta arreglar una cañería en el sótano de su casa.
Buffy aparentemente arregla la cañería pero luego empieza a salir todavía más agua, inundando el sótano.
En el gimnasio, Giles y Buffy hablan de cómo se siente ella, quien confiesa que todavía tiene pesadillas.
En otro sótano, el demonio habla con Jonathan (Danny Strong), Warren (Adam Busch) y Andrew (Tom Lenk), quienes le encargaron el robo ya que se han aliado con la idea de convertirse en villanos y necesitan dinero para sus planes.
Willow Rosenberg comienza a ser cada vez más adicta a la magia, cosa que puede relacionarse con la adicción a las drogas, aunque Rob Cover en Slayage en su artículo Bliss and Time: Death, Drugs, and Posthumanism in Buffy the Vampire Slayer afirma que esto sería «una lectura simplista que elimina la posibilidad de ver a Willow a través de las nociones de intimidación, el poder fallido y el retorno a la identidad de la víctima.»[1] Aquí se presentan los hechos que o bien influyen en la sexta temporada exclusivamente, o bien que viniendo de episodios anteriores influyen en este.