Fue inventado por el ingeniero belga Alfred Belpaire en 1864, que con su diseño consiguió mejorar el rendimiento de las calderas circulares habituales hasta entonces.
El fogón Belpaire se reconoce exteriormente por las aristas longitudinales achaflanadas situadas en los lados superiores.
La ventaja era una mayor área de superficie para la evaporación, y una menor susceptibilidad al cebado (formación de espuma), lo que implicaba que el agua entrara en los cilindros, en comparación con el espacio superior cada vez más estrecho de una caldera cilíndrica clásica.
Churchward, el ingeniero mecánico jefe del Great Western Railway, prescindir del domo para recoger vapor habitual en otras locomotoras.
A pesar de estas ventajas, otras calderas como las de las locomotoras Pacífico del FLNE, tenían fogones de cubierta interior plana y con cubierta exterior circular, obteniendo un rendimiento térmico tan bueno como el tipo Belpaire, y sin sufrir grandes problemas con los soportes situados entre las cubiertas.
Sanderson era un ingeniero inglés (más tarde naturalizado como ciudadano estadounidense) que había obtenido su título en Cassel (Alemania) en 1875.