[3] Apodada en su día «el último bastión» del norte bávaro, se considera que, junto a la fortaleza Rosenberg (en Kronach), tuvo un papel crucial en la conservación del catolicismo en el antaño reino y actualmente estado de Baviera.
[5][6] Las estructuras más tardías, con elementos barrocos, son una rareza arquitectónica en la Europa Central.
[3] Durante la intervención sueca en la guerra (en su fase más tardía), la fortaleza hizo frente, exitosamente, a varios intentos de conquistarla.
[5] En el aspecto logístico, sirvió como lugar de concentración de tropas y abastecimiento, aunque lo cierto es que la presencia de tantos soldados resultó perniciosa para los residentes locales, ya que una vez denegada su petición de ser mejor recompensados por el príncipe elector, las redadas y robos violentos se volvieron tan comunes, que pusieron en grave peligro a la ciudad entera.
[3] Por otro lado estaba la ciudad libre (y protestante) de Núremberg, más al sur, cuya colaboración en siglos posteriores con la Franconia católica resultaría de gran valor para la defensa del territorio.
[2] Estas fortificaciones ya no existen a día de hoy.
El acceso a través del río se facilitó por un puente extendido entre dos castillos amurallados.
En 1875, la ciudad adquirió gran parte de las fortificaciones para su demolición, un proceso que resultó ser bastante lento.
Los tramos de la muralla en el norte y el noreste tuvieron mejor suerte, habiendo sido rediseñados como un extenso parque, usado por la población local con fines recreativos.