Batalla de Nördlingen (1634)

El bando protestante, ya minado por fuertes disensiones entre Horn y Sajonia-Weimar, esperaba ganar la batalla a las tropas imperiales, a las que había infravalorado, sin contar, además, con que se había producido la unión con el ejército del hermano del rey de España, el cardenal-infante don Fernando de Austria, arzobispo de Toledo.

Por los protestantes son los regimientos suecos «Negros» y «Amarillos» los que sostuvieron el peso de la batalla.

Los imperiales por su parte, una vez deshechos los regimientos suecos, adelantaron sus líneas contra los sajones, que, perdida la jornada, huyeron, abandonando en total desorden el campo de batalla.

Según las crónicas de la época, los españoles aguantaron "seis horas enteras sin perder pie, atacados dieciséis veces, con furia y tesón no creíble, tanto que los alemanes decían que los españoles peleaban como diablos y no como hombres, estando firmes como si fueran paredes".

Quedaba probado que la formación militar española por excelencia, el tercio, todavía era, y aún por varios años más, imbatible en batalla.

Nördlingen (1634)
El cardenal-infante Fernando de Austria, en la batalla de Nördlingen (1635), por Pedro Pablo Rubens , Museo del Prado .