La Guerra de los Treinta Años dio comienzo en 1618 con la revuelta bohemia, cuando las autoridades de este reino ofrecieron su trono al protestante Federico V del Palatinado, que aceptó, iniciándose así un conflicto entre la Unión Protestante que lideraba Federico y la Casa de Habsburgo, que ostentaba la corona bohemia.
Dos años después del estallido de la guerra la situación aparentemente se había estancado, pero en realidad los Habsburgo habían logrado aislar políticamente a Federico V gracias a sus maniobras diplomáticas, entre cuyos éxitos destacaba la entrada de España en el conflicto.
Los ejércitos protestantes socorrieron la ciudad, de modo que el general genovés se retiró y volvió a cruzar el Rin en Maguncia.
[4] Dado que el Elector Palatino no había iniciado todavía hostilidades militares contra la Monarquía Hispánica, Spínola decidió proceder a ocupar, pacíficamente siempre que fuera posible, las principales poblaciones de su estado.
La guarnición de la ciudad decidió rendirse aceptando las condiciones que Coloma impusiera.