El reducido número de su ejército, mermado al estar parte de sus tropas repartidas en las distintas ciudades que se habían ocupado, determinó a Spínola a decidirse por Bacharach.
[3] Asegurados sus depósitos de víveres y municiones en Oppenheim, Spínola dudaba entre si marchar sobre Heidelberg, una de las principales plazas del Palatinado que estaba en consecuencia fuertemente guarnecida, o hacer lo propio sobre Bacharach.
[4] El 23 de septiembre celebró un consejo con sus principales lugartenientes, Carlos Coloma, Gonzalo Fernández de Córdoba, Diego Mexía, Hendrik van den Bergh y otros, en el que estos hombres dieron su parecer a Spínola.
[5] Se habló de marchar sobre Heidelberg, Frankenthal o Bacharach, y aunque Spínola finalmente no se decidió por ninguna, la escasa entidad de su ejército (10 000 infantes y 3200 caballos) aconsejaba optar por la última.
[7] Hasta el día 27 van den Bergh aguardó en la zona, pero al no observar movimiento alguno en las tropas de la Unión Protestante, regresó a Oppenheim.
El mismo día 27 llegaron noticias a Spínola de que el socorro que esperaba Federico V desde las Provincias Unidas; 3000 infantes y 2000 caballos bajo el mando del holandés Enrique de Nassau y el inglés Horace Vere, habían cruzado el Mosela en Kerpen.
Mientras tanto, otros 2500 continuaron en 4 barcas hacia la villa de Lorch, donde desembarcaron por la tarde.
[11] El oficial al mando del castillo, un tal teniente Knebel, pudo huir antes de caer prisionero.