Batalla de las Dunas (1639)

Desde 1621, la actividad naval española en el Canal se había centrado en evitar el conflicto directo con la superior flota holandesa, al tiempo que atacaba a sus barcos mercantes desde bases en Dunkerque y Ostende.

Las pérdidas en ambos bandos fueron mínimas, pero Oquendo se refugió en The Downs, un fondeadero entre los puertos de Dover y Deal, donde estaba protegido por la neutralidad inglesa.

El 21 de octubre, los holandeses entraron en las llanuras y atacaron a la flota española con brulotes.

Incapaces de maniobrar en las estrechas aguas y con el viento en contra, los españoles perdieron alrededor de diez barcos capturados o destruidos, mientras que otros doce se encallaron deliberadamente para evitar ser capturados.

En el Canal se encontraba a la espera el almirante holandés Martín Harpertz Tromp, con pocas naves.

En estos tres días de combate, los contendientes agotaron toda la pólvora y municiones.

Tromp entró en Calais, donde el gobernador le facilitó quinientas toneladas de pólvora, reparó sus buques, pudo desembarcar a los heridos y, en veinte horas, estar de nuevo en la mar listo para el combate.

A los ingleses les disgustó la decisión española, y el enfado se agravó por no haber saludado Oquendo a la bandera inglesa del almirante Pennigton, que se encontraba fondeado en la rada.

Este mantuvo una escuadra fondeada en la salida de la rada y otra navegando por el Canal.

Lanza sus brulotes sobre la escuadra fondeada, pero los españoles pican amarras y se hacen a la mar.

La batalla se entabló con los galeones españoles peleando aislados contra fuerzas cinco veces superiores.

De los que habían varado en Los Bajíos (The Downs), nueve consiguieron llegar a Dunquerque.

Almirante español Antonio de Oquendo
Maarten Tromp en su buque insignia justo antes de la Batalla de los Downs.
La batalla de los Downs
Batalla de las Dunas según una pintura de alrededor de 1650.