El Conde de Bossu, el Estatúder de Holanda, hizo construir otras semejantes en Ámsterdam que dieron aspecto nuevo al asedio, combatiendo en el agua para impedir que los mendigos pudieran socorrer la plaza.
Pronto empezaron las escaramuzas, que finalmente se tornaron en batallas, aumentando por ambos lados el número de bajeles, quedando ordinariamente las ventajas para la Armada Española, más ágil habituada a los parecidos encuentros en las guerras con los turcos.
La victoria estuvo dudosa algún tiempo, pero finalmente favoreció a la armada española del Conde de Bossu, que deshizo por completo a los rebeldes, capturándoles 21 navíos y haciéndoles muchos muertos.
[1] Gracias a esta victoria, los sitiados rebeldes no pudieron seguir reviviendo alimentos ni apoyo militar, por lo que pronto empezó el hambre a causar estragos entre la población de la ciudad.
Gracias también en parte a que los sitiadores también derrotaron al apoyo terrestre que había enviado el príncipe de Orange, por lo que un mes y medio después de la batalla, el 12 de julio, los rebeldes entregaron la ciudad a Don Fadrique.