Joven tímida, atrajo la atención del rey Enrique, quien la llamaba "ma fille" ("hija mía") y la obsequiaba con tartas, pasteles y dulces de agua de rosas.
Françoise cedió finalmente a las pretensiones del monarca durante un viaje a Montauban, volviéndose posteriormente una mujer ambiciosa y arrogante hacia la reina Margarita y continuando su romance con el rey con la esperanza de contraer matrimonio.
El rey deseaba que Margarita viajase con ellos, si bien la reina aguardó a reunirse con la pareja en Bagnères de Bigorre.
Margarita fue invitada poco después a París por su madre Catalina de Médici al igual que sus damas de compañía, incluida Françoise, si bien Catalina aconsejó a su hija retornar a la joven con sus padres, abandonando Françoise finalmente la corte en 1582.
Enrique tomó este hecho como una afrenta, si bien nunca hizo nada por remediarlo puesto que por aquel entonces ya se había enamorado de Diane d'Andoins.