[1] Tomó parte activa de la Saguntada en 1874, pronunciamiento que supuso la Restauración Borbónica y el fin de la Primera República Española.
[3] En relación con la crisis de Filipinas, Borrero afirmó que «con cada reforma debe mandarse un batallón peninsular: allí no hay más que dos sistemas: o la fuerza moral o la fuerza material».
[3] Con el tiempo desarrolló una profunda animadversión hacia el general Martínez Campos,[2] su «enemigo personal».
[6] Según un artículo de Le Figaro hacia 1892 Cánovas y Borrero habrían tejido una conspiración en contra de la regente María Cristina.[6][n.
2] Electo senador por Cuenca en 1896,[8] no llegó a jurar tras ser arrestado al ser sorprendido en un duelo con Martínez Campos.