), comunero y gran jurista de la época, de quien heredó una gran biblioteca, como consta en el testamento (1576) que, con sus escritos inéditos, heredó a su vez, y tras su muerte, su primogénito, Pedro de Medina y Mendoza.
Residió en Guadalajara, donde sirvió como caballero de los duques del Infantado.
Otras fueron la Historia del rey Don Enrique IV, Genealogía de la Casa Mendoza, Nobleza y títulos de la Casa Mendoza y la Vida del Cardenal D. Fray Francisco Ximénez de Cisneros.
Esta última traducida al latín por Alvar Gómez de Castro, amigo suyo, que aprovechó su estancia en la casa de Medina, en torno a 1550-1551, para añadir algunos datos.
Este sirvió al duque del Infantado, que permaneció un tiempo desterrado en Alcocer.