Sobre todo se le conoce por su duradera amistad con el filósofo Friedrich Nietzsche, manifiesta en una nutrida correspondencia.
[2] En este respecto, ejerció un influjo duradero sobre teólogos de la crisis como Karl Barth[3] y Friedrich Gogarten,[4] no menos que sobre pensadores del siglo XX como Martin Heidegger[5] y Karl Löwith.
Habría así una diferencia esencial entre el carácter "cristiano" del cristianismo (Christlichkeit) y la cristiandad (Christentum) como aquella cultura a partir de la cual surgió la necesidad de algo así como un discurso teorético sobre la fe: la teología.
Hay un abismo infranqueable para Overbeck entre la religión primitiva en su expresión cristiana y la experiencia del hombre moderno que se ve confrontado por los desafíos de la ciencia, la justificación racional, la crítica histórica y demás demandas culturales.
Ambas obras eran ensayos que intentaban promover una religión cristiana moderna con la ayuda de la teología.
Para Overbeck, se trataba, sin embargo, de un intento imposible y condenado al rotundo fracaso.
Se mantuvo consiguientemente en Basilea, donde por décadas siguió impartiendo las mismas lecciones introductorias y donde de ninguna forma expuso sus tesis provocativas.
Que esta empresa no aclararía definitivamente el cristianismo ni justificaría algo así como la esencia de la religión cristiana o su necesidad actual, sino que contrariamente lo negaría y minaría, lo supo Overbeck desde siempre y, de hecho, planteaba el dilema fundamental: una teología cristiana es simplemente imposible, al mismo tiempo que una empresa vana y absurda.
Si bien criticó las afirmaciones de Bauer por su insuficiente fundamentación, sostuvo que tal tesis no debía ser impugnada por ir correctamente encaminada.
Ya en Studien zur Geschichte der alten Kirche ("Estudios sobre la historia de la Iglesia antigua", 1875) afirmó estas posiciones, así como que al desaparecer la sociedad antigua disminuyó en la misma medida nuestra comprensión del cristianismo.
También en Über die Christlichkeit... sostuvo que el legado de la Antigüedad había llegado a nuestro tiempo «embalsamado en el cristianismo»; era por ello que la pretensión de conseguir un cristianismo "moderno" suponía una contradicción en sus términos.
Además, Overbeck no puede ser simplemente considerado un teólogo sin más o de oficio.
Tal como ha dicho Niklaus Peter,[18] podría llamársele incluso un 'anti-teólogo', o como ha argumentado Karl Barth en su obra Die protestantische Theologie im 19.
Debe así entrecomillarse la palabra "teólogo" cuando se predique de Overbeck, tal como lo ha hecho Martin Henry.
[20] Über die Christlichkeit..., apareció al mismo tiempo que la Primera consideración intempestiva de Nietzsche (esta última dirigida contra David Friedrich Strauß y con dedicatoria para el propio Overbeck).
Overbeck detalló su relación cercana con Nietzsche en la introducción a la segunda edición de Über die Christlichkeit unserer heutigen Theologie (1903).
Brevemente después de su muerte, Elisabeth Förster-Nietzsche prosiguió con una campaña en su contra, que incluso tuvo efectos en su viuda Ida y en su amigo Carl Albrecht Bernoulli.
De Über die Christlichkeit unserer heutigen Theologie: Franz Overbeck: Werke und Nachlaß.