Según Cayetano,[6] tras trasladarse en principio al barrio de Las Peñuelas,[7][b][1] en 1880, fue desmontada y ‘guardada’.
En 1911, recurriendo a materiales de otros monumentos se colocó en el parque del Oeste, hasta que en 1941 se trasladó a los jardines del Arquitecto Ribera, junto al Museo Municipal de Madrid.
La obra se encomendó al poco afortunado escultor Ángel García, que introdujo algunas variaciones poco ortodoxas (además, durante su instalación en el parque del Oeste, un desprendimiento de parte del monumento mató a 7 ‘viandantes’, según recoge Guerra Chavarino).
Estas esculturas sujetan una pilastra profusamente adornada, siguiendo la moda churrigueresca de la época.
Los estudiosos especulan que se trata de una alegoría simbolizando que a pesar del triunfo, ejemplificado por la trompeta, la fama no perdura, siguiendo el precepto clásico: «Carpe diem, carpe horam [aprovecha los días, aprovecha las horas]».