Las personas que ostentaban tal título no tenían ya funciones concretas dentro del ceremonial de la corte, ni prestaban servicio salvo excepciones, siendo su nombramiento una señal del aprecio real.
Tenía esta clase su antecedente histórico en la clase de Gentilhombre de la Real Cámara, si bien, esta última clase palatina que había existido en la época de los Austrias y los primeros Borbones estaba formaba por miembros de la alta nobleza, generalmente, que sí ejercían servicio diario cerca del Monarca junto a los Mayordomos de semana y los Gentilhombres de Casa y Boca.
Esta clase cortesana seguía en categoría a la de gentilhombre grande de España con ejercicio y servidumbre.
Eran formalmente dependientes del Sumiller de Corps, José de Saavedra y Salamanca en tiempos de Alfonso XIII, y, por su condición, tenían paso libre en el Palacio Real de Madrid hasta la Cámara, siendo invitados a las capillas públicas.
Su distintivo era una llave dorada con flecos igualmente de oro que se llevaba prendida al costado derecho en cualquier traje de etiqueta.