Giuseppe Motta

Tras una primera elección fallida al Consejo Federal en 1908, consiguió ser elegido tres años más tarde.

Se propuso modernizar el partido, para lo cual, en su opinión, era necesario aflojar los estrechos lazos que mantenía con la Iglesia católica.

Finalmente, la elección recayó en Josef Anton Schobinger, que murió apenas tres años después.

Ya en su primer año en el cargo, propuso un monopolio del tabaco para garantizar ingresos adicionales a la Confederación.

Estos recelos le acercarían, en los años siguientes, a las potencias fascistas y, específicamente, al dictador italiano Benito Mussolini.

[8]​ Un mes más tarde, Motta recibió el permiso para restablecer la Nunciatura Apostólica, que había sido abolida en 1873 durante la Guerra Cultural (Kulturkampf), lo que se interpretó como una contrapartida al visto bueno de los católicos a la adhesión a la Sociedad de las Naciones.

Maurice Conradi, un ruso-suizo exiliado, había matado a tiros al diplomático Vátslav Voróvsky en Lausana en mayo de 1923.

Tras ser Conradi absuelto por un jurado, la Unión Soviética dejó de enviar delegados a las conferencias internacionales celebradas en Suiza.

Las tentativas de restablecer las relaciones fracasaron durante años debido a la resistencia ejercida por los círculos anticomunistas.

Franco había iniciado la sublevación con la promesa de salvar a la Iglesia Católica del estalinismo ateo.

[11]​ Motta prestó especial atención a las relaciones diplomáticas con Italia, ya que como ciudadano tesinés mantenía fuertes lazos culturales con el país vecino del sur.

A pesar del creciente afán irredentista de las organizaciones fascistas, las relaciones entre los dos Estados se caracterizaron por una gran cordialidad.

Las autoridades suizas expulsaron del país a varios activistas antifascistas, entre ellos Randolfo Pacciardi (1929) y Palmiro Togliatti (1933).

Motta se esforzó por obtener la promesa oficial de respetar la neutralidad suiza, y también apoyó iniciativas privadas en esta línea.

Entre ellas, por ejemplo, la visita del ex-consejero federal Edmund Schulthess al canciller alemán Adolf Hitler en febrero de 1937.

Suiza se convertía así en el segundo país democrático, únicamente después de Irlanda, en otorgar legitimidad a la dictadura franquista.

Casa natal de Giuseppe Motta en Airolo
Placa conmemorativa en la casa natal
Giuseppe Motta (ca. 1930)