En sus inicios se hacía llamar Gladys del Valle, en la época en la que trabajó en el Teatro Alaria.
Luego de varios años alejada del escenario, volvió en este proyecto como vedette desplegando no solo sus dotes físicas y su talento artístico, sino también concienciando al público sobre su enfermedad.
Volvió a subir a las tablas como artista invitada en la obra teatral Las toreras del Paseo La Plaza (Ciudad de Buenos Aires), donde se reencontró con su público ataviada con un estilo típico de la revista porteña.
Finalmente, su tercer marido fue el compositor Adolfo Waitzman, con el cual se radicó durante un tiempo en Brasil y luego en Punta del Este.
En la que se destacan los cruces con Aníbal Pachano y su duelo por el fallecimiento de Ethel.