Gregorio García Lanza

Regresó a La Paz en 1798, convirtiéndose en uno de los juristas más destacados y en asesor del Cabildo.

Se nombraron después otros vocales suplente o ciudadanos agregados: Sebastián Arrieta (tesorero), Dr. Antonio de Ávila, Francisco Diego Palacios y José María Santos Rubio (comerciantes), Dr. Buenaventura Bueno (maestro de latín) y Francisco X. Iturres Patiño (sochantre[1]​).

Murillo contaba sólo con unos mil hombres y para evitar deserciones se situó con el grueso a las afueras, en la localidad de Chacaltaya en los altos de La Paz, dejando a Pedro Indaburu con una compañía en la ciudad.

Gregorio Lanza resolvió entonces presentarse ante Goyeneche y fue puesto en prisión el 27 de octubre.

Allí, Castro, su hermano Victorio, Mariano Graneros y Sagárnaga entre otros patriotas se habían retirado con algunas fuerzas sobrevivientes.

Castro se hizo fuerte en Coroico, Sagárnaga en Pacollo y Lanza en Chulumani.

En Pacollo tuvo una entrevista con Sagárnaga y en Coroico se alojó en casa de Castro.

Su cadáver, que estuvo por siete horas en el cadalso, fue conducido a San Francisco y enterrado por la benevolencia del Padre Juan de Dios Delgado.

Ejecución de Pedro Murillo.