[1] El dominio austrohúngaro del comercio serbio servía al imperio para influenciar la política nacional.
[2] Las prórrogas debían dar tiempo a negociar un nuevo acuerdo que sustituyese al antiguo.
[8] La influencia política húngara facilitó la disputa arancelaria que duró de 1906 hasta 1911.
[3] Dada la falta de influencia financiera austrohúngara en Serbia, Viena había tratado de reforzar su posición mediante un contrato serbio con Škoda, pero Belgrado optó por acudir al mercado francés, que le concedió empréstitos para encargar el armamento deseado a la empresa francesa Schneider-Creusot.
[6][15] El conflicto concluyó con la derrota austrohúngara, que no pudo utilizarlo para devolver al reino vecino a la posición de satélite que había tenido durante parte del siglo anterior.