Considerada una de las voces más caudalosas e imponentes del siglo XX.
De medios generosos y heroicos (definidos como "una espada radiante") fue la más importante exponente del canto wagneriano en América en la década del 40, sólo comparable a Flagstad en los personajes de Isolda, Brunilda, Elsa y Elisabeth de Tannhäuser.
En 1939 canta en el Metropolitan Opera la Sieglinde de La Valquiria junto a Lauritz Melchior y la noruega Kirsten Flagstad, entonces insuperable soprano wagneriana.
Otros papeles que interpretó notablemente fueron Kundry en Parsifal y la Mariscala en Der Rosenkavalier.
En 1953 sus desavenencias con Rudolf Bing, el director del teatro neoyorquino motivan no renovarle el contrato.