Los ríos cántabros son de alimentación nivopluvial, con un máximo en primavera y un mínimo en verano.
No obstante, sus caudales presentan una fuerte estacionalidad producida por el descenso de las precipitaciones y, sobre todo, por la mayor evapotranspiración e incremento de las demandas que se registran en verano.
El agua fluvial ha sido históricamente abundante en Cantabria, fácilmente accesible y, hasta hace algunos años, de una excelente calidad.
Los acuíferos más importantes de Cantabria se sitúan en comarcas del interior.
Pese a ello, el área litoral contiene recursos hídricos subterráneos nada desdeñables destacando el acuífero que se aloja en el núcleo del sinclinal Santillana del Mar-San Román.