Historia de Lérida

Su hábitat se sitúa en zonas elevadas y, por lo tanto, es fácil imaginar Iltrida sobre la Roca Soberana.

Sus caudillos más significativos fueron Indíbil y Mandonio, que se aliaron con los cartagineses contra los romanos.

El municipio poseía tierras fértiles que, a finales del siglo III, fueron destruidas por bandas de bárbaros germánicos.

Una época oscura, por los pocos datos que se tienen, fue la de la dominación visigoda aproximadamente desde el año 375 al 716, cuando fue sede episcopal.

El magnate zaragozano Fortún se convirtió al Islam para mantener el poder, lo que ayudaría a la sumisión del pueblo.

En la ciudad, la vida continuó igual, sin grandes cambios en las costumbres, culto cristiano en algunas zonas bien delimitadas, libre cultivo de las tierras, mismo régimen municipal.

Este se opuso con mucha eficacia a las acciones militares de Ludovico Pío que saqueó la ciudad en el 801.

Acogió Lérida al último califa de Córdoba Hisham III donde falleció y fue enterrado.

La existencia de judíos queda patente con el "fossar dels jueus", un cementerio en los arrabales, aunque no se sabe si vivían en un barrio aparte.

Este trato irritó a Alfonso I el Batallador que sitió Lérida en 1123, tomando Gardeny.

En 1126 Ibn Ganya "Avinganya" tomó Corbins y venció al rey Alfonso I de Aragón en Fraga en el 1134, rompiendo así el sitio.

La magnitud de los ataques fue devastadora, las huertas cercanas a la ciudad fueron arrasadas, desaparecieron algunos arrabales y 400 casas fueron destruidas.

Tropas de Zaragoza y Tarragona fueron enviadas para atacar al ejército francés en Lérida.

Sería en 1646 cuando tropas catalano-francesas al mando del general Harcourt sitiaron en vano Lérida, siendo derrotados en Santa Cecilia por Leganés y en 1647 (sitio de Santa Cecilia) lo volverían a probar de nuevo al mando del general Condé con igual resultado.

La población de los pueblos vecinos se refugió en la ciudad, concretamente en el convento del “Roser”.

Desde esta cercana ciudad, planificarían la ofensiva a Lérida que se inició el 31 de agosto.

Como castigo a la gran resistencia que opuso la ciudad, las 700 personas refugiadas en el convento del “Roser” fueron ejecutadas.

Se mandó destruir el centro histórico de la ciudad y suprimió el Estudi General.

El tejido urbano medieval fue arrasado: desparecieron calles, plazas, palacios, conventos, iglesias, casas particulares... y a punto estuvo de hacerlo la misma catedral románico-gótica, que acabó convertida en cuartel.

Monumento a Indíbil (a la izq.) y Mandonio
Castillo de La Suda
Imagen de la Seo Vieja
Universidad de Lérida
Seo Vieja de Lérida