Historia de San Fernando

Durante la época de dominación fenicia se establecieron en San Fernando numerosas industrias alfareras (actividad que perduró hasta la época romana), debido a la importancia comercial y económica de Gadir.

En la actualidad la ciudad cuenta con el mayor conjunto de hornos alfareros púnicos puestos en valor del mundo, destacando los Hornos Púnicos y Fenicios que se conservan en céntrica plaza de la localidad o los del museo municipal.

Actualmente no existen restos del templo ya que fue destruido, probablemente para su uso como cantera de nuevas construcciones.

En San Fernando tampoco construyeron un poblado, aunque continuaron con las actividades comerciales fenicias y con la dedicación al culto del templo.

Al finalizar la segunda guerra púnica, los romanos derrotaron a los cartagineses y se apoderaron de Hispania.

Antípolis carecía de categoría jurídica y administrativa específica, por lo que se asocia con Ad Pontem (poblado situado junto al puente-acueducto, actual Puente Zuazo) o con el Ad Herculem (nombre que proviene del Templo de Hércules).

Cuenta una leyenda que Julio César, por entonces cuestor del pretor Cayo Antistio Veto, lloró amargamente ante una estatua de Alejandro Magno situada en dicho templo.

La Edad Media es una época decadente para San Fernando, que pierde sus industrias y a la mayor parte de sus pobladores.

A la caída del Imperio romano, durante la dominación visigoda y bizantina solo vivían algunas familias de pescadores.

En la primavera del año 711 los musulmanes, comandados por Táriq ibn Ziyad, derrotaron a los visigodos en la batalla de Guadalete.

Durante los siglos XI y XII se construyeron los primeros núcleos de población considerados como urbanos, uno en torno al actual castillo de San Romualdo y otro alrededor del primitivo Real Carenero.

La villa recibe en esta época en asalto y asedio de bandas piratas.

Para mejorar las comunicaciones con Cádiz se construyen el Camino Real y el Puente Zuazo como es hoy, que se defiende con una serie de baterías defensivas, como la Batería de Zuazo.

Quizás por este último motivo la Almadraba de Hércules entra en crisis.

Juan Carlos I otorgó el título de Real al teatro en atención a estos valores históricos y constitucionales.

Nuestro desventurado país yace sometido años a la más horrible dictadura; nuestra ley fundamental rasgada, los derechos del ciudadano escarnecidos; la representación nacional ficticiamente creada; los lazos que deben ligar al pueblo con el trono, y formar la monarquía constitucional, completamente rotos.

Pasando del orden político al económico, recientes están las emisiones, los empréstitos, la agravación de todas las contribuciones.

Salir a la defensa de ambas, no sólo es lícito sino obligatorio.

Aspiramos a que los poderes legítimos, pueblo y Trono funcionen en la órbita que la constitución les señale, estableciendo la armonía ya extinguida, el lazo ya roto entre ellos.

Aspiramos a que las Cortes Constituyentes, aplicando su leal saber y aprovechando lecciones harto repetidas, de una funesta experiencia, acuerden cuanto conduzca al establecimiento de la verdadera monarquía constitucional.

Aspiramos a que la hacienda se rija moral e ilustradamente, modificando gravámenes, extinguiendo restricciones, dando amplitud al ejercicio de toda industria lícita y ancho campo a la actividad individual y al talento.

¿Os asociáis a ellas sin distinción de partido, olvidando pequeñas diferencias, que son dañosas para el país?

Obrando así labraréis la felicidad de la patria, y ésta es precisamente la bandera que la Marina enarbola.

Os pago, explicándoos mi conducta, su razón y su fin; a vosotros me dirijo únicamente; hablen al país los que para ellos tengan título.

Finalmente los voluntarios se retiran de San Fernando para hacerse fuertes en Cádiz.

Las tropas de Marina ocupan San Fernando y desarman a los voluntarios que quedan.

En ese mismo año se funda el Club Deportivo San Fernando.

En la segunda mitad del siglo XX comienza el crecimiento demográfico de San Fernando, construyéndose nuevas barriadas (La Bazán, La Ardilla...).

En esa época en CD San Fernando se encuentra en su mejor momento, llegando a jugar 10 años en la Segunda División de España.

El Castillo de Sancti Petri.
Iglesia Mayor de San Pedro y San Pablo.
Juramento en la Iglesia Mayor parroquial de San Pedro y San Pablo de la ciudad. Expuesto como tal en el Congreso de los Diputados de Madrid.
Placas conmemorativas en la fachada del Real Teatro de las Cortes.