Actualmente, se muestra en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid.
Miembro de una familia acomodada, comenzó sus estudios en el Liceo Francés de la mencionada ciudad, coincidiendo en su mismo curso con el hijo del pintor Francisco Iturrino, quien había acompañado a Henri Matisse en su viaje por Córdoba y Sevilla.
Nuevamente, volvió a coincidir en la asignatura de ropaje con el pintor y profesor Julio Romero de Torres y tras un breve periodo en la capital regresó a su ciudad natal.
Horacio Ferrer será devoto del denominado “retorno al orden” y las nuevas figuraciones, aunque en esta segunda estancia en París el artista asume o asimila algunos elementos propios del denominado “art déco”.
Del periodo 1933-1934 destacan “Retrato con bañistas”, “La pequeña anarquista” (donde retrata a su hija Carmen) y “Retrato del doctor Núñez Maza”, obra esta última en la que se aprecia claramente la influencia que ejerció la pintura alemana contemporánea (George Grosz y Otto Dix), con la llamada “nueva objetividad”, sobre Horacio Ferrer y los nuevos realismos españoles.
El cuadro “La pequeña anarquista”, un lienzo pensado hasta el último detalle, constituye el comienzo de una nueva etapa, presentando influencias del arte neofigurativo europeo, tanto italiano como alemán.
Sin duda, en Italia asimiló los preceptos de la nueva figuración italiana y entendió la evolución de la pintura desde los orígenes prerrenacentistas, como así lo reflejan los cuadros de esos años 1934-1936: “Mujeres en la fuente” (pintura al fresco que fue trabajo final del curso) y tres bocetos preparatorios al carboncillo, “La danza” (pintura al óleo y un boceto al carbón como trabajo previo a la tela) y el retrato de su mujer, “María con vestido azul”.
Comenzada la Guerra Civil Española (1936) y ante el avance de las tropas sublevadas el artista abandona el pueblo toledano y se traslada a Madrid con su familia, siendo alojados en un chalet requisado por la República junto a otras familias.
El primero es de temática religiosa (aparición de Santa Leocadia a San Ildefonso) y supuso una compleja intervención sobre pinturas realizadas en el siglo XVIII por el pintor valenciano Mariano Salvador Maella.