Hospital General de La Rioja

Antiguamente, el hecho de ser atendido en un hospital era sinónimo de pobreza y beneficencia, ya que los enfermos pudientes eran atendidos en sus propios domicilios.

Desde el siglo XIII hay referencias a hospitales en la ciudad de Logroño.

El servicio asistencial que entonces atendía al establecimiento estaba integrado por las siguientes personas:[10]​ un médico director, un médico segundo, un oculista, un médico director de Sanidad Militar, un cirujano, tres practicantes, un farmacéutico, un auxiliar de farmacia, un capellán, un administrador, un oficinista, doce hermanas de la Caridad, seis enfermeras procedentes del personal femenino acogido en la Beneficencia, seis lavanderas, diez enfermeros, un portero, un jardinero, un leñador y una encargada de los niños expósitos.

[11]​ En 1948 el Instituto Nacional de Previsión solicita licencia municipal para construir la Residencia Sanitaria de Logroño, que más tarde sería el Hospital San Millán.

Este sanatorio se convertiría en el actual Hospital San Pedro.

En la década de 1960, el Hospital Provincial contaba con sólo dos consultas abiertas al público (Otorrinolaringología y Oftalmología) y conservaba una planta para enfermos de tuberculosis.

Esta situación coincide con el cierre por reforma integral del Hospital San Pedro entre 1992 y 1995.

[14]​ El Hospital General de La Rioja no sólo debe acoger a los profesionales del centro cerrado por obras sino también a más población.

[15]​ Tras el cierre definitivo del Hospital San Millán y las ampliaciones del Hospital San Pedro, el Hospital General de la Rioja disminuye su actividad asistencial, centrándose en la atención de pacientes subagudos y crónicos.

Planta del Hospital, según el Álbum del Censo de Edificios de 1878 realizado por el arquitecto Francisco de Luis y Tomás