Huetos

Otras teorías afirman que su nombre viene de "huertos", "huétor" o "huecos" (término este último descriptivo de la zona, pues Huetos se asienta sobre un terreno calcáreo o yesífero).

Jurídicamente Huetos estuvo dependiendo del Señorío de Cifuentes hasta el año 1812, en el que la primera constitución liberal española abolió todos los señoríos existentes, haciéndose efectivo al finalizar la Guerra de la Independencia.

Hacia mediados del siglo XIX, la villa, por entonces con ayuntamiento propio, tenía contabilizada una población de 274 habitantes.

En cambio, la paz del pueblo sí fue turbada por las guerras carlistas, y en el recuerdo quedó incrustado en el ánimo el temor al paso de las tropas del cura Merino –entre 1872 y 1876- por miedo a las requisas de viandas y a las levas –reclutamiento de hombres para las guerras- que solían realizar para mantener su lucha contra los liberales.

Huetos se encontraba en una difícil situación que provocó el paulatino éxodo a ciudades con más prosperidad económica como Madrid, Guadalajara, Zaragoza y Barcelona.

Fue construido a finales del siglo XVI, con distintas reconstrucciones, remodelaciones y añadidos posteriores.

Especialmente bella es una dedicada a San Sebastián, patrón de la villa, que se encuentra en el remate del retablo (parece haberse instalado en época posterior a la construcción del mismo).

Muchas láminas de este retablo se han ido desmontando con el paso del tiempo y ahora queda un armazón dorado que da señal de la importancia del primitivo retablo.

Una fuente municipal se localiza en la carretera del pueblo junto a un arroyo.

En ella se guardan las imágenes que salen en procesión durante la Semana Santa.

De aparejo pobre, data del siglo XVII, tiene un pórtico o portalillo y una nave cuadrada.

Este constituye el símbolo de la fiesta que se prolongaba durante todo el mes.

Después había baile, y en algunos pueblos durante todas las tardes del mes.

Antiguamente, en la víspera, cada mozo traía a la plaza una carga de leña para quemarla.

Alrededor de esa lumbre, la gente se calentaba charlando y bailando.

Tras la misa, los músicos acompañados por los mozos, iban con las autoridades y los curas hasta la “casa de la Niceta”, donde paraban.

Por la noche, mozos y músicos rondaban a los curas y autoridades cantando animadas jotas para recaudar donativos de aquellos para sufragar la fiesta (era obligación de los mozos pagarla a escote).

Los platos estrella son las migas, el cordero, el cabrito, el jabalí, la liebre, el conejo o el morteruelo, del que ya dio cuenta en el siglo XV Enrique de Villena.

El municipio de Huetos es citado brevemente en la obra del escritor Camilo José Cela Viaje a la Alcarria (1948): Nuevamente es citado en la segunda parte de la mencionada obra del mismo escritor Nuevo Viaje a la Alcarria (1986):

Accidentes geográficos del entorno de Huetos.
Mapa de las pedanías de Cifuentes
Antiguas escuelas de Huetos.
Ayuntamiento del barrio de Huetos
Panorámica de Huetos desde el camino al cementerio
Espadaña de la iglesia de la Natividad de Huetos
Entrada de la iglesia
Fuente pública del siglo XVIII de Huetos.
Ermita de San José de Huetos
Plaza Mayor de Huetos en fiestas