La localidad se encuentra en la unión de dos largos y poco profundos barrancos que van a desaguar al río Tajo.
A este vallejo se le une otro que proviene del noroeste, desde Huetos, denominado barranco Angosto.
Se siembran principalmente cultivos de secano, como trigo, cebada, avena, centeno y girasol.
Entre los animales abundan el jabalí, corzo, conejo, liebre, zorro, codornices, perdices, palomas y algunas rapaces.
Hacia mediados del siglo XIX, el lugar, por entonces con ayuntamiento propio, tenía contabilizada una población de 116 habitantes.