Hoy en día su volumen queda, en parte, oculto por varias construcciones adosadas en su lado occidental, que se integran en el conjunto por estar realizadas, al igual que la iglesia, en mampostería combinada con sillar en las esquinas y tener asimismo cubiertas de pizarra.
Cuenta con una sacristía en el lado septentrional de la cabecera, un coro alto a los pies y una torre de planta cuadrada y tres cuerpos en su ángulo suroccidental.
La torre fue la antigua Cárcel de la villa, adaptándose como campanario en el siglo XVI al reedificarse la iglesia.
Originalmente, la edificación solo ocupaba la bóveda de lo que hoy es el presbiterio.
D. Juan de Lanuza muere en 1535 sin ver terminada completamente su capilla.
En el coro se conserva un facistol del siglo XVII pintado con motivos vegetales y adornado con roleos.
Y, finalmente, hay que destacar las preciosas calajeras o armarios para los ornamentos litúrgicos, existente en la sacristía, adornadas con incrustaciones de boj y fechado en 1667.
Los tres residen en Zaragoza, por lo que fue construido el retablo en la capital aragonesa.
Encima, la Natividad del Señor en Belén, la adoración de los Reyes, la Resurrección y la Ascensión.
Sobre la imagen de la Virgen, se encuentra Dios Padre con sus manos alzadas y abiertas.
La cruz tiene dos caras, en el anverso está Cristo crucificado con cuatro medallones con los bustos de los santos Valero, Lorenzo, Pedro y Pablo; y en el reverso la figura de la Virgen María.
La cruz se puede observar junto al altar mayor de la iglesia.
Según cuentan, era utilizada antiguamente en las procesiones que se llevaba a un difunto.
El himno mariano Magnificat, que había caído en desuso, y, aunque, se entonaba entiguamente durante el rezo de Vísperas, ahora se puede oír en algunas misas solemnes.