Este lugar de culto tuvo su período de mayor esplendor durante el período medieval tardío, pero durante los siglos siguientes se fue convirtiendo en una iglesia más y más marginal, hasta que se decidió cerrar debido a la escasez de fieles y a la reurbanización de las principales iglesias del centro.
Después de ser completamente abandonada como edificio religioso, la iglesia pasó a manos privadas.
Estos nuevos propietarios le dieron usos distintos al original, aunque conservaron algunos elementos que atestiguan la función que realizaba originalmente.
La iglesia de San Antonio actualmente alberga un almacén en su planta baja y viviendas en el piso superior.
El interior del edificio, aunque conserva la planta rectangular, ha sufrido profundas modificaciones en comparación con la estructura medieval original.