Dado que su familia vivía a caballo entre San Sebastián y Vergara, estudió el bachillerato por libre, aprobando en Valladolid en 1900.
Su otra vertiente fue la del estudioso de la lengua vasca.
Dado que no había sido su lengua materna, partiendo de unos escasos conocimientos, desde muy joven se aplicó a su estudio y análisis, abordándola de la misma forma que lo hizo con la telefonía: de modo sistemático y con espíritu científico.
Dada su actividad profesional, fueron muy importantes sus aportaciones en el marco del lenguaje técnico.
De profundas convicciones católicas, desarrolló un importante activismo en este campo, impulsando lo que entonces se llamaban acciones propagandistas.