Sus restos están enterrados en el primer cuerpo del Cementerio Central de Montevideo.
Durante varios meses estuvo preso en Río Grande, acusado de colaborar con los independentistas.
Al producirse el desembarco de los Treinta y Tres Orientales, cuyo segundo era su hermano Manuel, les proporcionó valioso apoyo.
Al llegar a la presidencia Manuel Oribe, en 1835, se encontró con que el expresidente Fructuoso Rivera se había nombrado a sí mismo comandante de armas del país, con atribuciones en las cuales no cabía la autoridad del presidente.
Pero Rivera, que tenía suficiente apoyo en el Brasil como para seguir la guerra, finalmente, derrotó a Ignacio Oribe en la batalla de Palmar.
Al producirse la invasión de Urquiza en 1851, Ignacio Oribe se retiró a su estancia.