Ildefonso Joaquín Infante y Macías

Tras la exclaustración, motivada por la Desamortización de Bienes Eclesiásticos promovida por Mendizabál en 1835 pasó a residir en el Convento - Hospital del Pozo Santo de Sevilla, acogido por el también moguereño Fray Juan Gil O.F.M., último Guardián del Convento de San Francisco Casa Grande de Sevilla.

En 1838 recibió la estola del apóstol, pasando como profesor por varios colegios de Sevilla.

Entre 1858 y 1876 desempeñó varios cargos como misionero apostólico, Pro-notario honorario e individuo de la Academia Pontificia, procurador y gobernador eclesiástico en los que destacó notablemente por lo que fue recompensado con los títulos de Predicador de la real capilla, Subdelegado Castrense, comisario de los Santos Lugares y Prelado Doméstico y la condecoración del Gran Collar y Cruz de la orden del Santo Sepulcro.

Allí destacó en el desempeño de su cargo, estableciendo escuelas gratuitas para niños pobres, misiones para evangelizar a los pueblos, y conferencias morales y litúrgicas para estimular al clero.

Se jubiló en Moguer y ocupó el puesto de capellán perpetuo de la Ermita de Montemayor, a cuya virgen profesaba una enorme devoción.

Placa homenaje en su casa (Moguer).