Desde muy pequeña tuvo una gran afición a la música, tocaba el piano y el órgano y perteneció a la coral del Instituto de Cultura de la Mujer que dirigía Francesca Bonnemaison.
Durante su estancia francesa Isabel y María Luisa recibieron lecciones de órgano d'Eugène Gigout.
Perteneció al coro del Institut de Cultura Popular per a la Dona, dirigido por Francesca Bonnemaison y Farriols.
Su dedicación principal fue la caridad y la beneficencia, como correspondía a una mujer de su clase social.
Este hecho lo recoge Josep Carner en un auca de su libro Auques i ventalls.