Isidoro Bakanja

Sus empleadores coloniales belgas le habían ordenado dejar de predicar el Evangelio y quitarse el escapulario que daba testimonio de su fe cristiana.

Sin embargo Bakanja fue descubierto herido y fue llevado a la casa del inspector para ser tratado.

Su condición se había agravado tanto, que no hubo medicina eficaz para atenderle.

[5]​[6]​ En ese punto Isidoro le dijo al inspector "díles que estoy muriendo por ser cristiano".

Misioneros de la zona visitaron a Isidoro y le rogaron que perdonara al supervisor que le había herido de muerte.