Su principal característica es una fuerte presencia de las plantas indígenas, que se utilizan para apoyar la vida silvestre.
Estos términos se solapan y están vinculados a la misma filosofía de jardinería, más respetuosa del medio ambiente en un sentido amplio.
Pero en algunas partes del mundo con alta densidad de población, a menudo este no es el caso.
Las zonas rurales, los bosques y las zonas costeras han sido modificadas de tal modo para satisfacción de las necesidades humanas que el término «naturales» o «seminaturales» ya no puede ser aplicado a ellas.
Las posibilidades son numerosas: la vegetación se puede segar en diferentes épocas del año, más o menos frecuentemente, para favorecer a tal o cual especie vegetal, también puede ser segada durante la mayor parte del tiempo, para favorecer a las plantas de menor talla y ofrecer un lugar de caza para algunas aves.
Esta área es el hogar de una fauna propia, pero también permite que las especies terrestres beban, se bañen las aves y a algunas de ellas les permite conseguir el barro para construir sus nidos.
Puede ser simplemente una pared de ladrillos o piedras sin unión.
Ya que un jardín salvaje reproduce el entorno natural de la región circundante, estará formado pues, en su mayoría, por plantas autóctonas.
Estas siempre acogen a un mayor número de especies animales que las «exóticas».
Sin embargo, un jardín salvaje bien puede tener un número de especies no autóctonas.
Asimismo, cabe señalar los problemas que pueden acarrear los cultivares (es decir, las variedades cultivadas; las creaciones hortícolas).
Este método permite maximizar las semillas que ya se encuentran en el suelo del jardín.
Otros jardineros son más "intervencionistas" y plantan algunos vegetales, al tiempo que preservan la flora espontánea.
Para obtener plantas y semillas de especies silvestres, existen varias soluciones.
Por último, si un campo está siendo construido por completo, pueden recogerse las plantas enteras y con cepellón, ayudándose con una pala.
En primer lugar, muchas especies están protegidas y está prohibido trasladar a los individuos (incluso en la fase de huevo).
Si el jardín es adecuado para algunas especies animales, llegarán por sí mismas y se instalarán allí de forma sostenible -en caso de que los perros y gatos los dejen tranquilos.
El mantenimiento es todavía más necesario cuando la superficie del medio en cuestión es reducida y, por tanto, susceptible a la invasión por una u otra especie.
Las plantas nativas, en esencia, perfectamente adaptadas al clima y a los microorganismos en el medio ambiente (sus depredadores), requieren poca atención.
El mantenimiento de un jardín salvaje no necesita fertilizantes en dosis altas, ni riegos copiosos, tratamientos con insecticidas y fungicidas: ya que los vegetales están adaptados al tipo de suelo y a la luz del sol de la zona del jardín donde se plantan, son naturalmente resistentes, y el jardinero puede dejarlas seguir su desarrollo.
Este concepto de jardinería es ideal para personas que no pasan mucho tiempo cuidando de su jardín (ver arriba), pero prefieren contemplar y observar la vida que en él se desarrolla.