La jardinería en Europa se inició, probablemente, en la Antigua Grecia, aproximadamente hacia el siglo IV a.C.
Como en Egipto, pero varios siglos más tarde, el cultivo de las plantas para su uso medicinal o bien para su consumición directa, dieron lugar a una prolongada evolución.
Se supone, por tanto, que los primeros jardines fueran unos jardines-laboratorio situados en los patios interiores de las ciudades griegas.
Como evolución se empiezan a podar setos con formas geométricas y animales (límites naturales).
Esta práctica se va a mantener durante toda la historia del jardín europeo.
En los jardines de mayor escala se colocan además elementos arquitectónicos (fuentes, pérgolas, pabellones...) y esculturas.
En la Edad Media el arte del jardín casi desaparece, excepto en los monasterios, pero ya entrado el siglo XIV.
Como herencia del Hortus Conclusus medieval, se conserva lo que recibe el nombre de Jardín Secreto.