Joaquín García Icazbalceta

Cuando en 1836 España reconoció la independencia de México, Joaquín García Icazbalceta regresó al país y conoció a Lucas Alamán.

En este trabajo, Icazbalceta contradecía las acusaciones de “ignorante y fanático” que liberales y protestantes lanzaban contra el arzobispo, al retratar a los franciscanos y al mismo arzobispo como salvadores de los indios quienes padecían la brutalidad de la autoridad civil.

En esta biografía también aprovechó la ocasión para criticar la hipocresía que veía en los legisladores liberales quienes mientras atacaban al arzobispo argumentando crueldad hacia los indígenas, eliminaban las leyes que restringían el tráfico fuera del país de antiguas obras de arte indígena y otras expresiones de la cultura prehispánica.

Le ruego por lo mismo, con todo el encarecimiento que puedo, que este escrito, hijo de la obediencia, no se presente a otros ojos ni pase a otras manos, así me lo ha prometido V.S.I".

4, 5 y 6)[4]​ En dicha carta detalló todos los problemas históricos que tenía la leyenda de la aparición.

Citó además inconsistencias en los estudios hechos por Miguel Cabrera y José Ignacio Bartolache sobre el icono, como razones para dudar sobre la historicidad de la aparición.

Diversos autores y estudiosos respondieron a Icazbalceta, podemos mencionar a Fortino Hipólito Vera, obispo de Cuernavaca, Agustín de la Rosa, historiador, Primo Feliciano Velázquez, historiador y experto en náhuatl, etc.

afirma, y esto me basta para mí creerlo, que es asunto concluido, porque Roma loquuta causa finita; siendo así, no me sería ya lícito explayarme en consideraciones puramente históricas.

Penoso ha sido para mí el final de este año y me encuentro muy abatido... Su último servidor que con todo respeto su Pastoral Anillo besa - Joaquín García Icazbalceta.

¿No es evidente que el Sr. Icazbalceta diría al Venerable Cabildo de Guadalupe las mismas palabras arriba consignadas: "Esto me basta para creer?.

Y yo en conclusión añado, que aquellos católicos débiles que han tenido por mejor arreglar su creencia conforme a la carta del Sr. Icazbalceta del año 1883, tienen ya la de 1888 del mismo ilustre autor y verdadero católico, para entrar en cuentas consigo mismos; aquel a quien siguieron en su error síganle también en el esforzado vencimiento de sí mismo y en todos sus muchos ejemplos de cristiana virtud.

Retrato de Joaquín García Icazbalceta, en La Ilustración Española y Americana